Continuando con el profundo trabajo
investigativo de la semana pasada, que involucró muchas canciones escuchadas y
horas perdidas que jamás recuperaré, aquí van las categorías
restantes:
5) Los papitos: su nombre es de por sí
explicativo. Tengo amigos que desde que se convirtieron en papás lo único que
hacen es publicar fotos de sus hijos… Literalmente, es lo único. El perfil ya
parece del hijo(a) de tu amigo. Estas fotos o publicaciones vienen acompañadas
de coloridos íconos y caritas con gestos de anime, usadas para demostrar todo
el amor que sienten por sus hijos. He llegado a pensar que la cantidad de amor
o emoción es directamente proporcional al número de íconos que le colocan. La
curiosidad que me surge es si en realidad lo publican para sus hijos o para
ellos mismos, y por las siguientes cuestiones: i) los hijos no tienen Facebook (en la mayoría de los casos), porque
los hijos en cuestión son pequeños, cuando siguen siendo “lindos”; eso hasta
que las garras de la edad y el maldito crecimiento los convierte en el mayor
terror de los padres: adolescentes (ahí es cuando dejan de ser lindos y por
ende las publicaciones terminan y pasan a decir lo cansados que están, pero esa
es otra historia); ii) los cumplidos que reciben por esas fotos van
directamente al perfil del padre, lo que le permitirá inflar su pecho y iii)
nadie (o nadieS si quieren un plural) va a poner un comentario como “ah sí, qué
feo tu hijo(a)”, por lo que, si en realidad tu cachorro no es un Adonis versión
bebé, mételo a Facebook y automáticamente
se embellecerá, al menos es lo que te dirán los comentarios.
"Posa, hijita" |
6) Los amigos de la comida (y alcohol): en
una lejana y remota época que recuerdo como los años 90, la gente solía tomar
fotos a otras personas. Estás con tu familia disfrutando de una cena, que venga
la foto. Noche de tragos con tus amigos, posen todos para la foto (con cámara
de rollo Kodak, por supuesto). En algún momento de la evolución humana a
alguien se le ocurrió tomarle foto a lo que se va a comer o a lo que se va a
tomar… Quiero pensar que se trataba de alguien que estaba aburrido, porque a mí
me enseñaron que la comida es para disfrutarla apenas te la sirven (salvo la cortesía
de esperar a que todos tengan sus respectivos platos), y que los tragos son un
complemento de una conversación o un “lubricante social”. ¿En qué momento de
nuestras vidas se volvió más relevante la foto de la comida o del trago que te
pediste? ¿Acaso la comida posa? ¿Acaso tu cerveza va a hacer alguna mueca
graciosa? ¿Acaso a alguien le importa lo que vas a llevar a tu boca para luego
expulsar gracias al proceso digestivo? Y con esto revelaré algunos grandes secretos
que el mismo Jesús le compartió a un Jesus Pal, quien me lo compartió a
cambio de pasar unos minutos con él leyendo el Atalaya: no, a nadie le importa
lo que vas a comer o lo que vas a tomar; no, no a todos les interesa lo que
estás haciendo… y no, los alimentos no son personas, no posan ni son tus
compañeros de mesa.
Llévatelos, Señor |
7) Los intensos: de todas las categorías, los intensos son los que aman con locura
y también odian con locura. Sus emociones tienen picos pronunciados, sus vidas son
como una montaña rusa, dirigida y piloteada por sus propias emociones. Todo
genial, al final, cada uno tiene derecho a gestionar sus emociones de la forma
que consideren más sana. El detalle es que la intensidad les brota por los
poros y Facebook es esa tierra fértil
de la cual florecen todas sus semillas de amor y odio.
Post clásico de un
intenso es “Sofilú, gracias por este grandioso día, mi amor; sé que vendrán
muchos años más juntitos para poder seguir dibujando más caminos, tomados de la
mano. Te amo, gracias por enseñarme lo que es el amor”. A lo que la Sofilú le dará su like y le escribirá “gracias, bebé, yo
también te amo mucho y gracias por elegirme para ser tu compañera”. Tiempo de
relación: menos de un mes…
Post de los 3 meses: “Hoy
se cumplen 91 días desde ese primer beso que nos dimos, y sentí lo que era el
verdadero amor desde aquel momento. Le siguieron miradas cómplices y supimos
que nuestro destino era estar siempre juntos. Te amo… conejita”. Respuesta: “Loquito
mío, me sigues enamorando igual que desde ese primer día donde nuestras miradas
se cruzaron…”.
Cuando la pareja termina…
¿qué toca? ¡Por supuesto! Tirarle barro y odiar con todas sus fuerzas. Esta es
la fase de las indirectas: “quien se va sin que lo boten, regresa sin que lo
llamen”; “mejor sola que mal acompañada”, “nada como disfrutar de una hermosa
velada con la mejor compañía: yo”.
8) Los
attention
whores: esta categoría es de
todos de alguna forma. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos demandado
atención. Los attention whores, sin embargo, mueren por atención y recurren a
cualquier tipo de publicaciones para un like
o un comentario. Su objetivo: obtener atención, de cualquier tipo, pero que sea
atención. En esta categoría podemos encontrar primero, a los GPS. ¿Ves mapas o ubicaciones en tus
actualizaciones? ¿Tienes algún amigo que para publicando su ubicación, lo que
hace y con quién está? Felicidades, tienes a un GPS, alguien a quien jamás tendrás que preguntarle dónde está o qué
hizo, porque te lo hará saber reportando a su comunidad cada paso que dio, aún
cuando nadie se lo haya preguntado.
En segundo lugar tenemos
a los alarmistas, y son quienes
publican cosas para llamar la atención pero desde el miedo o preocupación. Los
casos más recurrentes que veo son los que se toman fotos cuando están enfermos,
fotos en el hospital, clínicas o similares. Todo ello acompañado de palabras de
valor como “aquí en el hospital…” (ah, pero la clave está en no decir qué te
pasa, porque quieres que te pregunten y te den ánimos, admítelo); “gracias Dios
por esta segunda oportunidad para cuidar mi salud” o “me siento muy triste,
pero sacaré fuerzas de donde no tengo”. ¿Desde cuándo esta red social se convirtió
en el muro de los lamentos?
"Aquí, casual, arriesgando mi vida" |
La tercera subcategoría
son los likeadictos. Cada like
que reciban es un respiro, una bocanada de aire puro y fresco. Miden el éxito
de sus publicaciones en función al número de likes que reciban. Como saben que los likes son su fuente de ambrosía, la esparcen del mismo modo, para
todos y para todas las publicaciones. Incluso, llegan al punto de “autolikear”
sus propias publicaciones.
Por último, tenemos a los casuales. ¿Qué hacen los casuales? Se trata de las personas que
se paran tomando fotos, supuestamente no preparadas y totalmente espontáneas.
La realidad es que la foto que vemos es la número 521, porque las otras 520 no
pasaron sus filtros personales. Otra forma de identificar a un casual es buscar en la parte inferior
de las fotos por la palabra Retrika.
Claro, tan casuales son sus fotos que se dan el tiempo de filtrar las imágenes
y en muchos casos, aclararse el color de piel.
Y
con esto termina este ocioso ejercicio mental-intelectual sobre la red social
que nos permite ser lo que queremos. Si caes en alguna de estas categorías, tal
vez te identifiques con alguna de las cosas descritas aquí. Si no caes en
alguna es porque probablemente no tengas Facebook
o te tomes demasiado en serio como para reírte de las cosas que haces -y probablemente
todos hacemos- en la red social.
Como
conclusión, a pesar de que parezca que le he dado con palo a la red social, también
tengo un perfil, también publico y por ende soy parte de dicha realidad. Si
parece que embarro a algunos, también me estoy embarrando a mí mismo.
Lo
que rescato es que Facebook me ha
permitido mantener contacto con personas a las cuales no he tenido la suerte de
ver hace muchos años; me ha permitido tener “amigos” a los cuales nunca he
conocido, ni con los cuales he cruzado palabra (espero hacerlo algún día, como un
ejercicio de curiosidad). Me ha permitido saber de sus vidas, saludarlos a la
distancia por sus cumpleaños y sobretodo, llegar a todos ustedes con estas
palabras y publicaciones.
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Taxonomía
de mis amigos en Facebook (I)
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