Domingo:
día de las madres; ese día del año donde agasajas a tu mamá, le agradeces y le
dices cuánto la quieres; el día donde le llevas el desayuno a la cama, le
escribes una tarjeta, la llevas a almorzar, le compras flores, le das un regalo
y… el día donde publicas en tu muro para el deleite visual de todos tus
contactos de Facebook, cuánto la quieres, la amas y a dónde la has llevado a
almorzar o qué le has regalado.
Lunes:
el primero de los 364 días que no “son” de las madres en el cual –muy probablemente-
olvides todo o gran parte de lo que hiciste el día anterior respecto a tu mamá.
Total, ya la engreíste ayer; si lo hicieras todos los días no sería especial,
además que tu mamá ya lo debe saber.
Cada
año por esta fecha es más de lo mismo. Meses atrás ya nos bombardean con “este
año demuéstrale a mamá cuánto la quieres… Plancha marcha Acme a sólo S/….”, o “Feliz
día, mamá… Promociones y descuentos sólo con tarjeta Shipley”. La más genial me
pareció la llamada “promoción que mamá estaba esperando”, sólo cómprale un
celular y te regalan 500 minutos libres, para que hables más con mamá (pero
contéstale, pues). El mensaje subliminal es claro: si quieres a mamá, compra,
gasta, demuestra... Es lo más normal ahora, incluso a los niños se les pregunta
qué cosa le van a regalar a sus mamás, presuponiendo que día de las madres es
igual a un regalo. Y hago un mea culpa,
porque a mi mamá no le compré ni un chicle por “su día”. (Viejita, perdona,
pero entre comprarte algo, ir a la agencia y mandártelo con la probabilidad de
que te llegue para el siguiente año, opté por regalarte un
paupérrimo-y-carente-de-valor-económico saludo por teléfono y una carta que
escribí hace un tiempo y nunca te di).
Sumándose
a toda la campaña de consumismo, entra una nueva forma de expresar amor, una
nueva tendencia: no hay día de las madres si no publicas algo alusivo a ello en
tu Facebook. Bastó navegar una media hora el día de ayer para conocer al menos
al 70% de las mamás de mis contactos y amigos. Lo gracioso es que muchas de las
mamás no tienen Facebook, y ni preguntar si les llegaron los saludos en
persona.
Ayer
lo pasé con mi abuela, y durante el almuerzo salió el tema de los saludos en
los muros. Lo que llamaba la atención era cuánto amor virtual abundaba: desde
fotos de la infancia hasta palabras llenas de amor y agradecimiento para sus
mamás. Todo muy bonito. La pregunta que salió fue “¿y ya habrán siquiera abrazado a sus mamás? Todo esto que escriben ¿se
lo habrán dicho en persona?”. Todos nos miramos y lanzamos una risotada. Es
muy probable que sí, que ya hayas abrazado a tu mamá, que le hayas dado su
regalo y que te hayas tomado la “foto de político” para luego colgarla y mostrarla.
También es muy probable que no le hayas dicho cara a cara ni la mitad de las
palabras que publicaste en tu estado, que tus "te amo con toda el alma y gracias por ser la mejor mamá de este mundo, todo lo que soy es gracias a ti" se hayan convertido en un "feliz día, mamá, abre tu regalo". Tal parece que decir las cosas en persona
es una cuestión de valientes. “¿Decirle a
mi mamá que la quiero? Si ella ya lo
sabe, es obvio (además que ya lo publiqué en mi Facebook)”.
A
raíz de la sobremesa, de contar cosas que hemos visto y de la incongruencia
evidente que hay entre lo que le publicas a tu mamá y cómo la tratas en
persona, alguien dijo estas palabras célebres que siempre recordaré cada día de
la madre:
“Antes de publicar huevadas, anda abraza a tu
mamá”.
Me
sonó tan cierto… Y agaché la cabeza recordando que en términos facebookeros no
quiero a mi mamá porque ni “un chicle” le publiqué. Ella sabe, ella entiende.
Luego
de hablar ayer con ella y saludarla, me sentía tranquilo. Realmente siento que
todo lo que necesito decirle ya se lo dije. Todo el agradecimiento y amor que
siento hacia ella lo convertí en palabras años atrás pero, personalmente, prefiero decírselo con un
beso y un abrazo, o decírselo también con mi escucha y aceptación plena hacia
ella.
Entre
tantas cosas para eso es ese día: uno central para agradecer y manifestar todo
el amor que sentimos por la primera mujer en nuestra vida. Lo ideal sería hacerlo
durante todo el año, logrando que el día de la madre pase desapercibido por no celebrar
algo distinto. Cada uno con sus formas y maneras, manifestamos ese amor hacia
ella. Si la tienes contigo, muy aparte
de los regalos y detalles (y publicaciones), con un abrazo y unas palabras puedes hacer ese día –y
todo el año- totalmente diferente. Si no la tienes contigo, ten la certeza que te seguirá cuidando y velando por ti. Esa sensación que le generes ni tú ni yo la
sabremos, porque esa variante del amor incondicional con su pizca de “no sé qué”
está reservado para aquellas personas que aceptaron y decidieron cargar a otro
ser vivo sin esperar nada a cambio. Amor y aceptación; amor incondicional, amor
de madre
P.S.:
Les
dejo este video no apto para los “débiles” de corazón. No esperes al siguiente
día de la madre, hoy es el mejor día.
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